Montados en grandes flotadores emulando a las balsas, canoas o kayaks al más puro estilo del descenso de las aguas bravas de algunos ríos.
Los momentos álgidos de la diversión se viven en las curvas y las rápidas pendientes de este río para llegar después a remansos de agua en los que tumbarse al sol, mientras se dejan a remojo los pies y las manos y se relaja el cuerpo antes de prepararse de nuevo para afrontar el siguiente rápido.