Casi todo el mundo, desde su más tierna infancia, ha experimentado la emoción de deslizarse por un tobogán, sintiendo el aire en la cara y la velocidad en su piel, para finalmente, zambullirse en el agua. En los Rápidos se le da una vuelta de tuerca a esa experiencia retorciendo los toboganes hasta límites casi imposibles.
Ubicados a más de 20 metros de altura, estos toboganes que parecen culebras en el aire se retuercen, entrelazan y serpentean de tal forma que crean divertidos recovecos, emocionantes curvas, excitantes saltos y rapidísimas caídas.